domingo, 3 de abril de 2011

... o ...

Quienes se dan cuenta primero 
de la libertad no son los ajustadas 
miradas de un niño en vigilia 
que espera por un juguete en Navidad, 
sino las manos que amasan algo mas 
que solo un trabajo enajenado y opresivo. 
Hoy camine con muchas ganas de sentirme 
libre y feliz al ver muy temprano 
por la mañana, mientras el cielo aun 
era negro y las estrellas brillaban 
como 3 fuertes signos de esperanza
me iluminaban. 
Pero 
las cosas son así y nunca van a cambiar 
me dijo un compañero. 
¿Nunca van a cambiar? 
La resignacion de ciertas personas 
a la textura de estas palabras 
las hace ser espectros sin conciencia, 
fantasmas apagados, cuyas voces 
se remiten al siempre muerto 
*otra no nos queda*. 
Comprendo que el obrero ya esta 
físicamente doblegado frente a este sistema, 
y las únicas salidas que posee 
es adjudicar algo de su intelecto 
a la religión que es en este caso 
la televisión y el fútbol, 
complementos ideales para dominar 
a una masa anestesiada con piernas, goles 
y culos.
Y la única caída que tenemos para
despertarnos de esta siniestra realidad
es ser libres desde que abrimos los ojos
hasta que por causas naturales de lucha
los cerramos.
He decidido no trabajar el lunes y el martes
que son por decreto días feriados pagados
y no dar mi sangre y mi sudor a esa
condenada empresa que tiene en su poder
a cientos de obreros, que por un módico precio
deciden no estar aquí ni estar allá,
y eligen permutar su espíritu por algo que no
es ni remotamente cercano a la libertad.

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