Hace mas de 10 años que llevo orinando
en este viejo y descolorido baño.
No huele demasiado desagradable,
huele mas bien a años perdidos y
a tímidas penas ausentes.
Nunca comprendí el brillo del sol mientras
dormía estrellas en mis amarillas manos
de cigarros.
Ciertas veces la estructura incluso de la miseria
pierde su razón de ser al engranarse
en los abismos del corazón.
He asistido a funerales de personas
que no conocí, como así también
he robado de las iglesias flores para regalar
a mariposas angustiadas,
que afligidas recurrían a mis ojos
porque el rojo ya no era Muerte.
Demasiado tiempo anestesie mi declinante
sombra a morales ejercicios diarios de vida.
La comunión siempre la encontré
en la mugre,
en los malos olores,
en la quieta locura de saber
que no tengo nada.
La paz mas cercana siempre provino
de mi alma incrédula,
diurna,
caminante,
apagada.
En este circulo dejo de lado mi enajenación
por un empleo tan absurdo como los lamentos
de la destrucción o los ecosistemas de un Dios
aburrido que no sabe cuanto es 1 + 1.
La introducción a la soledad no es solo
el comienzo dicho, sino el fin establecido
en las manos de piedra que flotan en el mar
de las lagrimas,
dejando regalos
a los peces de piernas arrugadas.
No es demasiado tarde para todos,
es demasiado temprano para mi.
Veo que el taxímetro marca 10 pesos
y el bar esta abierto.
Mañana seré la respuesta de una grieta
del tiempo.
Paralelismo de la Muerte aquí te espero,
finalmente te he encontrado.
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