Veo un puñado de pañuelos de papel
tirados en el piso junto con el barro
de noches anteriormente muertas.
La cortina entreabierta y el estupor del sol
golpean mi catatónica vida,
esas arterias que desfibrila el sol
no hacen más que infectarme aun más
de este ciclo que nunca termina.
El aire se vuelve sumamente blanco
a esta hora (15:25 pm)
y los pájaros parecen no cantar más.
Quizas esten danzando en la tumba
de algúna perdida orquidea.
Ya no hay demasiado alcohol o razones
para levantar el ojo y dilatar la pupila,
ni siquiera las penas son lo suficientemente
penas
para regalar un trozo de cristal al suelo.
En sigiloso silencio percibo el látido
de corazones fantasmagóricos,
de corazones de un rojo oscuro y
de tibios hielos de fuego.
Sostengo un cielo demasiado azul
que no me gusta en lo absoluto,
es un color demasiado muerto
para un espectro
y demasiado vivo para un ente dormido.
La primavera es una extraña visión
de una mentira que actua como parametro
para adormecer sentidos,
es algo asi como un polvo gris
con aroma a cíclico olvido.
Aquel nacer y renacer que manifiestan
las flores son como balas que matan
absurdos sentidos impuestos
por metametaforas que nadie entiende
y por eso pisan y pisan,
como la necrofilia entre dos cadaveres
No hay comentarios:
Publicar un comentario